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La Guardia Civil trata de frenar el crecimiento exponencial del cultivo de cannabis en España. La península Ibérica ha pasado de ser un territorio de tránsito y consumo de esta droga a convertirse además en un lugar de producción. Entre 2014 y 2018, las incautaciones de marihuana han aumentado de los más de 10.000 kg en 2015 hasta cerca de 33.000 kg en 2019, según datos del Ministerio del Interior.

Por ello, el instituto armado busca soluciones —más allá de lo evidente— que le ayuden a combatir esta lacra. Según fuentes del cuerpo policial, se está gestando un proyecto, en colaboración con las grandes distribuidoras eléctricas, basado en la implementación de tecnología de última generación que permitirá incrementar con fuerza la detección de cultivos de marihuana en espacios cerrados o ‘indoor’ y ocultos para su posterior desarticulación.

“La principal actividad delictiva relacionada con el fraude eléctrico es el cultivo de marihuana en instalaciones de interior. Tradicionalmente, la marihuana se cultivaba en zonas despobladas, a cielo abierto y alejadas de caminos y carreteras para evitar que fueran detectadas. Sin embargo, la vigilancia policial aérea, con helicópteros y drones, ha hecho que los traficantes hayan tenido que trasladar las plantaciones a naves o viviendas“, explica un estudio de referencia en la materia elaborado por la Fundación ESYS, en colaboración con Endesa, Prosegur o Telefónica.

Una plantación de cannabis. (EFE)

Aunque el proyecto viene fraguándose desde al menos 2019, aún faltan pasos por concretarse. Las fuentes consultadas señalan que en los próximos meses se lanzarán licitaciones públicas para la búsqueda de empresas tecnológicas que den soporte a este nuevo programa, denominado por la Guardia Civil como MArIA Project.

En síntesis, el instituto armado busca, dentro del Plan Coopera de colaboración con otras instituciones de la sociedad civil como son las empresas eléctricas, establecer protocolos de actuación compartidos que le permitan mediante algoritmos, ‘big data’, ‘machine learning’ y otras funciones tecnológicas detectar el mayor número de cultivos de cannabis ocultos en el menor tiempo posible a través de sistemas automatizados.

Foto: Plantación de marihuana en El Ejido, Almería. (Guardia Civil)
Una pequeña Jamaica en el ‘mar de plástico’ de El Ejido con casi 65.000 plantas de marihuana

Pablo D. Almoguera. Málaga

Las grandes distribuidoras (Endesa, Iberdrola, Naturgy y EDP) cuentan con ingentes datos procedentes de sus redes de baja tensión, cada vez más sofisticadas, que procesan gracias a la inteligencia artificial y que les permiten detectar patrones anómalos de comportamiento entre los usuarios de luz. El despliegue de contadores y redes inteligentes por todo el país, donde siguen incrementando la inversión, unido a las nuevas tecnologías, hace que estas compañías sepan cada vez con mayor precisión dónde se producen eventualidades de consumos extraños, que podrían explicar un fraude de fluido eléctrico tras el que se esconda una plantación de marihuana. Toda esta tecnología es propia de las eléctricas, que en su seno interno son capaces de detectar potenciales fraudes. Ahora, la idea es que sus datos se pongan, de manera instantánea, en poder de la Guardia Civil, que ahora se afana en automatizar procesos y hacer de este ‘big data’ un uso más eficaz.

Hasta ahora, los protocolos de colaboración entre empresas y fuerzas de seguridad del Estado no discurrían de una forma óptima. Desde la Unidad Técnica de Policía Judicial, en colaboración con la Policía Judiciaria de Portugal, acudieron a un programa de la Unión Europea que financia dichas iniciativas. Precisamente, MArIA Project parte de una llamada a propuestas comunitaria para un programa de inversión en lucha contra el narcotráfico. A mediados de 2020, lograron que el Proyecto MArIA fuera seleccionado y financiado por el European Union’s International Security Fund Police.

Foto: endesa-marihuana-enganches-encapuchados-guardia-civil
Encapuchados y con escolta: así corta la luz Endesa en los barrios de la marihuana

Ángel Villarino Vídeo: Ernesto Torrico

Esto va a permitir a la Guardia Civil lanzar una licitación en los próximos meses para contratar una empresa tecnológica que automatice a través de inteligencia artificial la información que manejan las eléctricas y llegue en tiempo real a las instancias indicadas del instituto armado. Es decir, los agentes desplegados sobre el terreno que tienen que desarticular las plantaciones. Si las eléctricas ya tienen en su seno interno detectado el fraude y lo envían a la Guardia Civil, el nuevo proyecto pretende que esta información la notifique lo más rápido posible a las unidades próximas a la detección del fraude para que intervengan lo antes posible. De esta forma, el cuerpo policial, que cubre un 84% del territorio en España, dispondrá de mejor información, más rápida y más precisa, que le permita reaccionar antes y ante más casos y desarticular el mayor número de cultivos, siempre con arreglo a la Ley de Protección de Datos, matizan los impulsores del proyecto.

Además, el programa tecnológico de colaboración entre Guardia Civil y eléctricas deberá mejorar de manera constante a través de ‘machine learning’, con el objetivo de que las anomalías de consumo en la red sean lo más eficaces posible y cada vez sepan distinguir mejor lo que es un consumo extraño por un fraude que esconda un cultivo de cannabis de otras cuestiones, lo que permitirá a su vez un mejor empleo de los recursos policiales. Este programa ya ha sido puesto encima de la mesa de las empresas eléctricas, que lo han recibido de buen grado y se prestan a colaborar en el plan, aseguran fuentes de la Guardia Civil al tanto del Proyecto MArIA.

Además de luchar contra el narcotráfico, el plan tiene otras externalidades positivas en la lucha contra el fraude de fluido eléctrico, como pueden ser los cortes de luz en viviendas o problemas económicos derivados de la falta de control de los consumos.

Foto: EFE.

La colaboración entre eléctricas y Guardia Civil ha sido clave para la desarticulación de plantaciones extensas y ocultas manejadas por organizaciones criminales. Un caso paradigmático de lo anterior es lo sucedido en la Cañada Real. El poblado madrileño, donde gran parte del mismo vive en una situación de pobreza extrema, se quedó sin luz por culpa de los narcotraficantes que pusieron grandes huertos de cannabis ocultos en la zona.

Al estar todos conectados al suministro de luz público, tanto las chabolas como los huertos de cannabis, lo que ya supone un fraude eléctrico, saltó la luz por exceso de potencia en las viviendas, dejando los plantaciones de marihuana sin luz a las viviendas. Ahora se trata de ir un paso más allá y lograr mediante tecnología, y siempre respetando la ley de protección de datos, anticiparse y aumentar la detección de un problema que en origen suele ser de enganche ilegal a la red.

Foto: Una vecina del asentamiento de la Cañada Real. (EFE)
Archivada la denuncia de la Cañada Real contra Madrid y Naturgy por la falta de luz

EFE

Y teniendo en cuenta, según señalan fuentes del instituto armado, que las plantaciones de marihuana no siempre están en lugares donde existe pobreza energética, sino que las incautaciones se producen tanto cerca de poblaciones sin recursos, como la Cañada Real, como de otros lugares donde vive gente con poder adquisitivo y sin problemas económicos. Es decir, que la producción y el narcotráfico no siempre tienen relación con la marginalidad.

El plan de lucha de la Unidad Técnica de la Guardia Civil contra este tipo de narcotráfico no se queda ahí, y además de combatir las plantaciones de droga ‘indoor’, según la denominación policial, lanzará otra licitación financiada con fondos europeos para la colaboración satelital que permita la detección de grandes plantaciones a cielo abierto a través de la exploración desde satélites de ultraprecisión y capaces de detectar los cultivos ilegales.



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