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El Viernes Santo, sobre las siete y media de la tarde en el centro de la capital malagueña, una unidad de la Policía Local observó a un hombre cacheando a cuatro jóvenes. Supuestamente, los colocó de espaldas, les sacó sus pertenencias de los bolsillos y los sometió a un registro, según adelantó Diario SUR. 

En un primer momento, los agentes, los auténticos, prestaron su ayuda, creyendo que era un policía de paisano. En realidad, se trataba de un impostor que estaba identificando y cacheando a un grupo de jóvenes, entre ellos seis menores.

El hombre se identificó como policía nacional, les mostró incluso una placa emblema. Les dijo que “controlaran” a los cuatro jóvenes a los que estaba cacheando en mitad de la plaza. Cuando terminó de registrarlos, el individuo pidió a la patrulla que esperara allí un momento porque iba a hablar con su compañero y comenzó a alejarse del lugar.

 A los policías locales les resultó raro, y decidieron seguirlo. Le pidieron que se parara, pero él apretó el paso reiterando que iba a buscar a su compañero. Entonces, lo interceptaron y le pidieron que les mostrara de nuevo la placa. Al verla por segunda vez, se dieron cuenta de que podía ser falsa, por lo que le exigieron que les enseñara el carné profesional. Él respondió que se lo había dejado en la taquilla de la comisaría.

El individuo siguió con su historia inventada. Aunque al principio dijo estar de servicio, luego manifestó que no estaba trabajando. Y al parecer se inventó una nueva historia: alegó que había quedado en la plaza de la Merced con su esposa y, ante la indignación que le produjo la “falta de seguridad”, decidió actuar.

Al final, acabó por admitir que no era policía. Los agentes le leyeron los derechos por usurpación de funciones, se ha podido comprobar que la placa es falsificada,  y lo detuvieron.

 Los funcionarios identificaron a nueve jóvenes que, según dijeron, habían sido cacheados por el sospechoso. Al parecer, no fueron los únicos. Según las fuentes, tuvieron que llevárselo de allí porque un grupo compuesto por unos ocho indigentes amenazaban con linchar al falso policía ya que, según decían, a ellos también los había cacheado.



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